Qué tipos de suelo existen y cuál es mejor en agricultura
Como hemos comentado en anteriores artículos, uno de los factores que más influencia tiene en el rendimiento de los cultivos es el terreno. Por eso, es importante conocer los diferentes tipos de terreno que existen para que puedas adaptar tus cultivos y el cuidado de los mismos a las características específicas de cada tipo de suelo.
En este post te explicaremos los diferentes terrenos que existen para que puedas obtener el máximo rendimiento en todos tus cultivos. De esta forma, conocer las particularidades de cada tipo de terreno te permitirá saber qué cultivo plantar en cada zona y suelo.
Qué diferencia a cada tipo de suelo
Es conveniente resaltar por qué existen diferencias entre los suelos para cultivar y sembrar. En parte por los componentes que predominan en la estructura del suelo. Esto provoca que algunas plantas y cultivos, para su crecimiento, requieran de unas condiciones diferentes, entre las que se incluyen las particularidades de los suelos.
Cabe destacar que estos condicionantes que destacan en la composición de un suelo están relacionados con el entorno y el ecosistema hábil de esa zona. Esto es, tanto el clima del entorno en cuestión, así como los organismos, el relieve, y los minerales y nutrientes de la tierra.
Cuáles son los principales tipos de suelo
Existen 5 tipos de suelo, los cuales son resultado de la combinación de tres partículas: limo, arena y arcilla, que provienen de la roca durante su erosión. Las diferentes combinaciones de estas partículas determinan el tipo de terreno que prevalecerá más tarde.
Suelos arenosos
Los suelos arenosos se caracterizan por ser ásperos y secos. Están formados por partículas de grandes dimensiones y muy separadas entre sí, por lo que el agua se filtra hacia las capas más profundas con mucha facilidad. Una ventaja de este tipo de terreno es que mantiene muy bien el calor.
Los suelos arenosos no son aconsejables para tareas de agricultura o jardinería ya que, al no ser capaces de conservar el agua, tampoco pueden retener los nutrientes y los cultivos tardarán más tiempo en desarrollarse.
Los principales cultivos que se suelen plantar en los terrenos arenosos son: el aguacate, las palmeras o los cipreses.
Suelos arcillosos
Los suelos arcillosos, a diferencia de los anteriores, retienen mucho mejor el agua. Reciben este nombre porque están formados en un 45% por arcilla. Se caracterizan por la elevada fertilidad del suelo, puesto que aprovechan muy bien los nutrientes del agua. A pesar de ser suelos muy fértiles, su baja porosidad hace que sea muy difícil trabajarlos correctamente y requieren una mayor cantidad de cuidados.
Así mismo, la acumulación de agua puede dificultar la aireación de las raíces de los cultivos y puede hacer que se pudran. Por lo que en este tipo de suelo se suelen plantar cultivos que se caracterizan por tener raíces más profundas, como por ejemplo el nogal.
Suelos limosos
Este tipo de suelo es muy común en los lechos de los ríos. Los suelos limosos se caracterizan porque retienen muy bien el agua y los nutrientes. Pero el agua no llega a acumularse como en los suelos arcillosos. Son más fáciles de cultivar que los arenosos y arcillosos, ya que combina las ventajas de ambos suelos, pero sin tener sus desventajas.
En los suelos limosos se pueden plantar la mayoría de cultivos y obtener un rendimiento muy alto, excepto los que necesitan condiciones secas para poder desarrollarse.
Suelos humíferos
Son uno de los terrenos más empleados en agricultura, debido a que cuentan con un alto porcentaje de organismos, los cuales aportan una gran cantidad de nutrientes a los cultivos. Este tipo de suelo se caracteriza porque retiene muy bien el agua, lo que le proporciona un color negro muy característico.
Además, en los suelos humíferos es muy fácil encontrar algunos insectos como lombrices que al hacer túneles mejoran la absorción de nutrientes.
Suelos calizos
Es considerado uno de los peores suelos en agricultura. Se trata de un terreno seco y con una baja cantidad de nutrientes, por lo que es muy difícil que pueda desarrollarse cualquier tipo de cultivo en él.
Como has visto, cada tipo de suelo tiene unas características muy diferentes y es importante tenerlas en cuenta para poder adaptar tus cultivos a cada uno de ellos. Recuerda también, que siempre debes trabajar el suelo con una maquinaria agrícola de ocasión, o no, pero adecuada, si quieres conseguir el máximo rendimiento.
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