Cómo se deben tratar los purines
El tratamiento de los purines en el mundo agrícola ha cobrado una importancia capital. Sobre todo, desde que en 2020 entrase en vigor el Real Decreto 306/2020, cuya función es la de reducir el impacto medioambiental de los residuos orgánicos producidos por esta industria y por la ganadera. Pero ¿cómo se deben tratar los purines? Sin duda, una pregunta muy interesante.
Cómo tratar los purines correctamente
Una vez que se ha obtenido el purín, ha de someterse a un proceso de tratamiento que consta de tres etapas:
- Deshidratación. El objetivo es separar la parte líquida de la sólida. Para ello, se emplea un sistema de centrifugación similar al de una lavadora.
- Tratamiento biológico. En este caso, de lo que se trata es de añadir o reducir el volumen de nitratos presentes en el purín. Ha de ajustarse siempre al uso que se le dará más adelante.
- Compostaje. Es lo que va a permitir que, posteriormente, el purín sea utilizado como fertilizante para el suelo mediante el uso de máquinas de ocasión para sembrar y dispositivos similares.
En caso de que se quiera dar un mayor nivel de calidad al vertido, también se puede someter a un tratamiento adicional consistente en superar el umbral de oxígeno de 160 partes por millón (ppm).
Tratamientos y aplicaciones de los purines
Ya se ha explicado cómo debe ser el proceso de tratamiento de los purines. Ahora bien, ¿qué aplicaciones puede tener? El uso de este tipo de residuos como fertilizante para el suelo es la opción más interesante. Sin embargo, no es la única.
Además, es posible emplearlo para generar energía eléctrica y térmica. Eso sí, es necesario contar con una planta de biogás o, en su defecto, contratar los servicios de una. En algunos casos, también pueden utilizarse para la elaboración de fungicidas y otros productos de utilidad en el sector agrícola.
Qué tener en cuenta a la hora de tratar los purines
Los beneficios de los purines de ortiga y de otros residuos similares están más que demostrados. Sin embargo, para poder disfrutar de ellos, es imprescindible seguir una serie de recomendaciones:
- Caracterizar los purines. Principalmente, en función de su cantidad y calidad. Esto permitirá adaptar las instalaciones para todo el proceso de tratamiento.
- Contar con un buen sistema de almacenamiento. Otro de los mejores consejos a la hora de tratar purines que se puede dar. El lugar ha de tener capacidad suficiente y buenas condiciones en términos de ventilación.
- Realizar una aplicación correcta. Para ello, es necesario comprobar fehacientemente la calidad del purín y los requerimientos de los suelos destinados al cultivo.
Además, es conveniente disponer de un sistema de tratamiento de los purines o, al menos, de pretratamiento, ya que eso puede ahorrar muchos costes a corto, medio y largo plazo. Eso sí, siempre hay que operar con la perspectiva de que, si el proceso se hace bien y se buscan fuentes de reciclaje, este residuo puede llegar a ser muy rentable. ¿Qué más necesitas saber para empezar a llevarlo a cabo de forma adecuada?
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